Una encuesta explicó las causas profundas del ausentismo electoral y qué rol tienen Milei y el peronismo

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Bronca, cansacio y decepción, los sentimientos en torno a la política, según el sondeo de Rubikon-Intel

Después de Javier Milei, el outsider que pasó de panelista de TV a presidente de la Nación, la gran novedad que irrumpió este año en el escenario político fue el aumento inusitado de la deserción electoral. Una encuesta y un estudio cualitativo basado en ese sondeo buscaron explicar las causas profundas de ese fenómeno. “Hay argentinos exhaustos”, resumió el sociólogo y antropólogo Pablo Semán, responsable de la investigación.

El estudio se realizó en la primera quincena de julio en la Ciudad de Buenos Aires, en Santa Fe, Chaco, Salta, San Luis y Jujuy, que tuvieron en sus elecciones locales intermedias una merma de entre el 4% y el 14%, respecto al 2021. Son registros que podrían anticipar en las próximas y decisivas elecciones que viene: la bonaerense, el 7 de septiembre, y la nacional, el 26 de octubre.

Datos sobre los escrutinios definitivos realizados por cada provincia y distrito

La encuesta nacional de Rubikon-Intel incluida en el estudio, con 1.956 casos efectivos y un margen de error del ±2,2% general (±5,6% por provincia), revela un contraste notable. El 75% de la población cree que votar es un deber ciudadano, y el 80,5% considera que “votar sigue siendo importante”. Sin embargo, esa convicción no se traduce en asistencia a las urnas.

Incluso entre quienes no votaron, el 59% declara estar interesado en la política. La abstención, por lo tanto, no se reduce a la apatía: para un 37,2% de los ausentistas, no ir a votar puede ser un acto político en sí mismo; un 41,3% dice que su intención fue “no legitimar a nadie”.

“El acto de no votar esconde tensiones profundas entre el deber cívico y la desafección ciudadana. Para un 75% de la población, el voto sigue siendo un deber ciudadano, y un 80,5% afirma que votar es importante. Sin embargo, el ausentismo en algunas provincias superó su promedio histórico y la participación cayó hasta 17 puntos porcentuales respecto de 2021″, consignó el estudio.

Y agregó que, “aun entre quienes no votaron, un 59 % se declara interesado en la política, y que las principales críticas apuntan a que los candidatos ‘se olvidan de la gente después de ganar’ (65,1%) o ‘solo buscan cargos’ (50%)”.

“El conjunto de los motivos de abstención pueden organizarse en un esquema de tres polos: la abstención doctrinaria, dominante en varones de media edad, profesionales; la desilusión con el voto por Milei llevada al punto de la desconexión y la prescindencia; la falta de alternativas opositoras que puedan considerarse al mismo tiempo potentes y pertinentes”, explicó a Infobae Pablo Semán, que junto a Josefina Salvatierra fueron los responsables del estudio cualitativo.

La encuesta reveló que “el clima emocional es negativo y puede influir tanto en la abstención como en el voto de castigo”, y precisó que “las emociones dominantes son bronca, decepción, cansancio y tristeza, especialmente entre jóvenes (16-30) y mayores (61+)”.

“La esperanza aparece en menor medida, con mayor presencia en el grupo de 31- 60 años; mientras que la indiferencia e interés tienen niveles bajos y bastante homogéneos entre grupos etarios”.

Es un escenario que se agudizó y quedó evidenciado en los números de participación en los comicios provinciales, pero que también estaban latentes en el último proceso electoral para presidente, cuando quedaron dos alternativas: Javier Milei y Sergio Massa.

“En un esquema preexistente, una parte del electorado tenía de fondo los sentimientos de terror a Milei y asco a Massa y al peronismo. Esos sentimientos aparecen integrados y conjugados en el cansancio y la bronca. En 2023, en algunos indecisos, el terror se impuso al asco, y se votó a Massa. En otros indecisos, predominó el asco, y se votó a Milei. En los electores que hoy se abstienen, el terror a Milei no alcanza para apoyar a ningún candidato opositor, pero el asco al peronismo no alcanza para volver a votar a Milei”, proyectó Semán.

Pablo Semán es un reconocido sociólogo y antropólogo. En la foto, en una entrevista en Infobae Vivo

“Así, las dos trayectorias diferentes de los no votantes (decepcionados de Milei y opositores sin representación) convergen, cada uno con su rechazo, en un mismo comportamiento, la abstención, pero no necesariamente en una misma motivación política”, consideró el sociólogo.

Un desafío para 2027

Si la tendencia continúa, advierte el informe, la abstención podría consolidarse como un hábito político que debilite la participación y la legitimidad del sistema. No sería un repliegue circunstancial, sino una forma establecida de “votar con los pies” contra una oferta electoral que no convence.

La pregunta que deja flotando el estudio es inquietante: ¿lograrán los partidos y dirigentes reconstruir el vínculo roto con una ciudadanía que, aunque se declare democrática e informada, empieza a ejercer su derecho a no votar?

Como señala una entrevistada, ex votante de Milei y hoy abstencionista: “Vos querés estar mejor… a mí siempre me interesa ayudar, pero ahora se está cortando todo. Entonces vuelvo a ser autónoma y me encierro en mí. Me doy cuenta de que si no soy yo la que sale, no logro nada”.

Ese encierro personal es, al mismo tiempo, una advertencia colectiva. La democracia, dice el informe, es un sistema que no logra dar respuestas a argentinos que están “exhaustos”, y su futuro dependerá de si logra reconectar con los que hoy eligen el silencio de las urnas.

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