La tensión en el vestuario de los Los Angeles Lakers durante el verano y otoño de 2022 alcanzó un punto crítico, según el libro A Hollywood Ending: The Dreams and Drama of the LeBron Lakers de Yaron Weitzman, próximo a publicarse. En medio de una crisis deportiva y rumores sobre el futuro de Russell Westbrook en el equipo, una escena con Will Smith terminó de exponer la fractura entre Westbrook y LeBron James, dos de las figuras top de la NBA.
El relato de Weitzman sitúa el origen de la ruptura en la temporada anterior, marcada por el fracaso. El traspaso de Westbrook, que inicialmente se presentó como una apuesta para devolver a los Lakers a la élite, se convirtió en un problema para la organización. El despido del entrenador Frank Vogel fue una de las consecuencias de una campaña decepcionante, mientras dentro del club se multiplicaban las acusaciones sobre quién había impulsado realmente la llegada de Westbrook. El contrato del base, de gran magnitud, dificultaba cualquier intento de traspaso, y la responsabilidad de gestionar la convivencia entre las estrellas recayó en el nuevo entrenador, Darvin Ham. Sin embargo, el libro subraya que ni Ham ni la directiva podían prever el impacto que tendría la visita de Will Smith en la dinámica interna del equipo.
Los primeros signos de distanciamiento entre LeBron y Westbrook se hicieron evidentes durante la liga de verano en Las Vegas. En el Thomas & Mack Center, la llegada de LeBron acaparó la atención de aficionados, medios y miembros de la organización. Mientras el alero recibía saludos y muestras de respeto de compañeros y directivos, Westbrook permanecía en el extremo opuesto de la cancha, sin acercarse en ningún momento. La ausencia de interacción entre ambos, en contraste con la camaradería del año anterior, no pasó desapercibida. Las imágenes circularon rápidamente en redes sociales y generaron inquietud en el cuerpo técnico. Un entrenador de los Lakers, citado en el libro, reconoció: “Sabíamos que eventualmente tendríamos que sacar a Westbrook del banquillo porque las cosas no encajaban bien. Pero ver eso esa noche fue como, ‘Oh, estos hijos de puta ni siquiera se hablan entre sí’”.
El ambiente se volvió aún más tenso con los rumores sobre un posible traspaso de Kyrie Irving a los Lakers. La prensa especializada informó que LeBron presionaba para reunirse con su excompañero, lo que implicaba necesariamente la salida de Westbrook debido a las reglas salariales de la NBA. Aunque las negociaciones no prosperaron y los Nets no mostraron interés en recibir a Westbrook, el daño ya estaba hecho. El base era plenamente consciente de que su continuidad en el equipo pendía de un hilo y de que LeBron, pese a sus declaraciones públicas, respaldaba la operación. Esta percepción de deslealtad se sumó a la creciente desconfianza de Westbrook hacia el discurso de su compañero, según detalla A Hollywood Ending: The Dreams and Drama of the LeBron Lakers.
El inicio de la temporada 2022-2023 agravó la situación. Los Lakers encadenaron derrotas y Westbrook, tras un partido especialmente desafortunado ante los Clippers, defendió su actuación ante la prensa con un escueto: “Sólido. Jugué duro. Eso es todo lo que se puede pedir”. Días después, una decisión precipitada de Russell en los minutos finales de un encuentro contra los Blazers provocó gestos de frustración visibles por parte de LeBron y Anthony Davis. La derrota y la tensión se trasladaron a las ruedas de prensa, donde el multicampeón ex Cleveland y Miami evitó pronunciarse sobre su compañero, afirmando: “Ustedes pueden escribir sobre Russ y todas las cosas que quieran decir sobre Russ, pero yo no estoy aquí para eso. No lo haré. Lo he dicho una y otra vez. No es quien soy”. Westbrook, por su parte, no ocultó su escepticismo ante la supuesta buena voluntad de LeBron, asegurando a los periodistas que la frase “Dejen que Russ sea Russ” no era sincera: “Eso no era cierto. Así que seamos honestos”.
El libro de Weitzman describe cómo Westbrook acumulaba ejemplos de lo que consideraba falta de autenticidad por parte de LeBron, desde anécdotas en conferencias de prensa hasta comentarios en programas de televisión. Para el base, la imagen pública de James contrastaba con su comportamiento real, y la paciencia del base se agotaba.
El episodio definitivo llegó dos días después de la derrota ante los Blazers, cuando Rob Pelinka, gerente general de los Lakers, anunció la visita de Will Smith como parte de una serie de charlas motivacionales para el equipo. La sesión, que debía centrarse en la superación de la adversidad y la fortaleza colectiva, se vio alterada por la reacción de las estrellas del equipo. Al finalizar una revisión táctica, LeBron abandonó la sala visiblemente molesto, seguido por Davis.
El resto de los jugadores, desconcertados, permanecieron en sus asientos. Westbrook, al intentar seguirlos, fue detenido por Patrick Beverley, quien le recordó que solo los campeones parecían tener ese privilegio. La escena dejó patente la división interna y el sentimiento de agravio de Westbrook, quien no comprendía la diferencia de trato.
Cuando finalmente Will Smith ingresó a la sala, la dinámica se tornó aún más tensa. LeBron, que minutos antes había intentado marcharse, monopolizó la conversación con preguntas y comentarios sobre la carrera del actor, extendiendo la sesión mucho más allá del tiempo previsto. Un asistente del equipo, citado en el libro, describió la situación: “El mismo tipo que intentaba irse ahora está citando líneas de películas y repasando toda la vida del tipo”. Westbrook, desde la tercera fila, observaba la escena con incredulidad, negando con la cabeza y mostrando su desaprobación cada vez que LeBron intervenía.
La reacción de Westbrook tras la charla con Will Smith fue contundente. Según el testimonio recogido en A Hollywood Ending: The Dreams and Drama of the LeBron Lakers, el base expresó a un compañero su rechazo absoluto a lo que consideraba una actitud impostada y ajena a sus valores. “Odio esta falsedad de mierda”, fue la frase que le atribuyeron. La publicación de la foto de equipo junto a Smith en redes sociales, en la que Westbrook aparece con el rostro serio, simbolizó el punto final de una relación que ya no tenía retorno.
Así, el libro de Yaron Weitzman retrata cómo, en un vestuario marcado por la desconfianza y la falta de cohesión, un episodio aparentemente motivacional terminó de exponer las fracturas internas. Para Westbrook, la distancia con LeBron ya era insalvable. Terminó marchándose a los Clippers.