La interna en el Gobierno llegó a su pico máximo y se multiplican los pedidos para que Milei ordene el conflicto

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Javier Milei en la ONU

El Gobierno recibió un espaldarazo histórico de parte de la Casa Blanca en medio del peor vendaval de la administración de Javier Milei. El Banco Central había vendido más de USD 1.000 millones en cuestión de días y la apertura del mercado del lunes presagiaba un escenario igual de desalentador en caso de no existir un cambio de expectativas.

Durante el fin de semana pasado se barajaron medidas económicas que resultan utópicas al vocabulario libertario y muy distintas al acuerdo que finalmente se arribó con el Tesoro. La política diplomática, la pata técnica-económica y el backchannel que la Casa Rosada tiene con representantes del Partido Republicano y Donald Trump terminaron por desbloquear una de las operaciones más complejas de la gestión libertaria.

El domingo a la noche hubo un cónclave en el Palacio de Hacienda. Allí estuvo el equipo del ministro Luis Caputo que tuvo un papel vital junto a José Luis Daza y Santiago Bausilli en el diálogo con Scott Bessent. También el asesor presidencial Santiago Caputo, que tuvo a sus colaboradores informales negociando fuera del edificio o en Estados Unidos.

Una de las postales de la reunión de Javier Milei con Donald Trump

Hasta la tarde noche del domingo no había una señal clara de que la publicación de Bessent fuera a hacerse. Cerca de la medianoche, Estados Unidos dio un primer movimiento clave. Le solicitó a los asesores políticos de Milei que le elaboraran un informe con un escenario de mínima y de máxima de cómo quedaría el Congreso a partir del próximo recambio legislativo.

La señal era inequívoca: al margen de lo económico, lo político tiene un papel central. El informe -hecho en tiempo récord- fue enviado horas más tarde y la confirmación del tuit terminó por materializarse cuando faltaban pocas horas para el amanecer. Lo que no sabían es que, finalmente, el espaldarazo sería más contundente de lo previsto.

La nueva etapa política del Gobierno

Estados Unidos mira diversos asuntos al interior de la Argentina, al que considera su principal socio geopolítico en la región. Este posicionamiento hace que se mire con rigor la presencia del régimen de China y que se evidencie un interés por la abundancia de materias primas de vital importancia para las tecnologías del presente y el futuro (como el uranio, el litio y las tierras raras).

La administración Milei demostró voluntad de diálogo. Si bien no hay una cifra cerrada, el secretario del Tesoro estadounidense dio a entender que están dispuestos a un mecanismo de respaldo financiero por USD 20.000 millones. Si es suficiente y las negociaciones encauzan, en Casa Rosada afirman que parte de esos fondos podrían ir a cancelar el swap con China.

Aun así, tres personas que participaron en las tratativas afirman que el único pedido claro y conciso que llegó desde Estados Unidos fue “un mayor control político en el Congreso”.

La mesa política del Gobierno

Aquello lo dio a entender públicamente el ministro de Economía luego de la bilateral con Donald Trump, al indicar que La Libertad Avanza tendrá “que hacer las coaliciones políticas necesarias para realmente tener más gobernabilidad y poder pasar todas las reformas que la gente quiere que hagamos y las llevemos a cabo más rápidamente”. Lo económico y lo político, como caras de una misma moneda.

En rigor, la diligencia de la Casa Blanca no es más que la ratificación de algo que ya venía siendo debatido al interior del Gobierno desde hace tiempo. El diagnóstico de los libertarios es que, aun teniendo un desempeño por encima de lo esperado, La Libertad Avanza no tendrá un número de legisladores propios que le permitan despachar de manera rápida las reformas de segunda generación de Milei. “Se va a necesitar una amplitud importante”, esgrimen.

En más de un sector de la Casa Rosada coinciden en que el número puede lograrse, pero que requerirá de un fuerte pragmatismo político. Un importante funcionario marca que se puede lograr una base importante con 16 gobernadores. Otro que solo 12. Este número ya está siendo diagramado en la cabeza de varios interlocutores, pero todos coinciden en que en el medio del escenario electoral los jefes provinciales no tienen incentivos para colaborar con el oficialismo. A esto se le debe sumar las negociaciones con legisladores nacionales y jefes partidarios.

El pedido de negociar con aliados implica un mayor consenso en ambas cámaras del Congreso

Este llamado al diálogo no implicaría una inclusión de estos gobernadores o sectores políticos a una alianza política, pero sí el consenso sobre ciertos puntos clave que el Gobierno precisa para impulsar sus reformas del año próximo.

Cuando se conozca el resultado de las elecciones, Javier [Milei] va a tener que dar un discurso componedor para llamar a la oposición”, opinó una fuente inobjetable de la Casa Rosada. Pero este no es el único pedido al interior del oficialismo: además de ordenar la política con los aliados, consideran que debe alinear las internas en la cúpula del Gobierno.

El cortocircuito en la cúpula libertaria

Para más de uno de sus integrantes, la mesa política nacional sirvió como una instancia para que Milei baje una línea clara sobre asuntos clave de la gestión, pero no terminó de resolver la asignación de responsabilidades en las diferentes negociaciones con la oposición.

El diálogo con gobernadores, con legisladores y grupos de distintas raigambres lo están realizando diferentes sectores del Gobierno al mismo tiempo. No todos tienen las mismas lecturas sobre con quiénes negociar y qué ofrecer a cambio. “Hace que el diálogo sea ineficiente, se entorpezca y muchas veces se degrade”, opina uno de ellos. Esto ha generado rispideces entre los responsables políticos del Gobierno.

La interna llegó a un punto tal que más de un integrante del karinismo asegura que el caputismo no estuvo en las negociaciones con el Tesoro. “La responsabilidad fue toda de Toto, Bausilli y Daza”, comentó una alta fuente. Ante el chequeo de este medio, del otro sector se quedaron atónitos. “Nunca vi algo así”, comentó una fuente de Las Fuerzas del Cielo, que coincide en que es el peor momento de convivencia en toda la gestión.

Karina Milei y Santiago Caputo

El trascendido de que se necesitan cambios en el sistema de decisiones políticas del Gobierno enojó a más de un despacho. No solo al karinismo. En particular, porque el diálogo con los gobernadores lo está empezando a mantener el flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán; quien responde al jefe de Gabinete, Guillermo Francos. En el plano legislativo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, mantiene sus tratativas con diputados nacionales. El asesor presidencial Santiago Caputo mantiene diálogos transversales con diferentes sectores de la oposición.

“El esquema actual es insostenible”, retrata uno estos libertarios. La decisión es compartida por el resto de sus pares y todos piden que baje una línea desde el despacho presidencial. ¿Esto puede implicar cambios? Más de un integrante de la mesa política nacional así lo desea y se lo expresó a Infobae. Otros creen que es posible mantener un status quo con los mismos funcionarios, pero que Milei debe dar órdenes claras para que ninguno sobrepase el área de influencia de sus pares.

Uno de los más altos integrantes del Gobierno estaba expectante de que Milei volviera de Nueva York para expresarle la urgencia de tomar más decisiones. Considera que la situación se volvió insostenible y que se llegó a un límite de desconfianza que está paralizando la gestión y que puede frenar la coordinación de la campaña nacional. “Se pueden venir definiciones”, aseguró alguien que conoce al dedillo la situación, aunque esto no implica que sea en los próximos días.

El caputismo considera que los negociadores políticos del karinismo son responsables de que gobernadores y aliados se hayan alejado del diálogo con el Gobierno en los últimos meses. Achacan una mala estrategia en el armado partidario y en las negociaciones para el Congreso. Según esta línea, eso produjo los reveses en el Congreso y los resultados electorales de los últimos meses.

La mesa federal del Gobierno

Los alfiles que responden a Karina tienen una interpretación diametralmente opuesta. “Ese sector se ha vuelto la máquina de impedir. Tienen la botonera del Estado y nos ha frenado los acuerdos que podíamos conseguir con obras y fondos”, se sincera uno de los operadores, que opina que la solución no es marginando al asesor presidencial, sino empoderar al jefe de Gabinete.

El anuncio de la vuelta de un Ministerio del Interior se diseñó entre pocas personas y muchos altos integrantes de la Casa Rosada se enteraron por WhatsApp una vez difundido por los medios oficiales de la Presidencia.

Una fuente libertaria afirma que el gesto de empoderamiento a Lisandro Catalán fue positivo pero no suficiente. “Al mandar al ministro del Interior y no darle la interlocución con el triángulo político, que se supone que es el ámbito máximo de diálogo con la Casa Rosada, le estás transmitiendo que la conversación con ellos no merece el trato al máximo nivel”, fundamentan.

La idea de la Jefatura de Gabinete es diferente. Consideran que el envío de Catalán por las diferentes provincias es parte de un proceso de reconstrucción de un diálogo con las provincias para que luego de las elecciones se pueda convocar a una reunión de altísimo vuelo en la que estén Francos y Luis Caputo, con la posibilidad de que también se incluya al Presidente.

Javier Milei junto a un grupo de funcionarios en Córdoba (REUTERS)

La interna también se produce al haber expectativa de cómo será la conformación del Gabinete después de las elecciones. Patricia Bullrich y Luis Petri arribarán al Congreso; pero también está en carpeta la salida de Mariano Cúneo Libarona una vez que se termine de aplicar el Código Acusatorio Penal Federal. Quienes ocupen los puestos vacantes terminarán de indicar cuál será la correlación de fuerzas futuras en el oficialismo.

Opositores cercanos al Gobierno miran también al Congreso. En particular, la silla de la Presidencia de Diputados que actualmente ocupa Martín Menem. “No hay chance de que Javier le quiera dar ese puesto a alguien que no forma parte de La Libertad Avanza”, indica un importante libertario que lo conoce.

En más de un despacho de Balcarce 50 muestran cansancio por el estado de la interna y por la paranoia ante presuntas operaciones. Afirman que prefieren que se determine una decisión contundente (favorable o no) antes que continuar con el proceso de desgaste entre las huestes libertarias. “Paradójicamente, uno de los pocos acuerdos que tenemos todos es que la cosa no puede seguir así. O nos ordenamos hacia adentro o nos la chocamos contra un paredón”, retrató un libertario que participó de la mesa política el lunes pasado.

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