Fentanilo mortal, los vídeos exclusivos del encubrimiento: la prueba que muestra la destrucción de documentos clave

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Si la escena hubiese sido grabada en un cuadrilátero se podría decir que el contendiente no pudo bloquear el cross o un jab directo a la mandíbula. El golpe lo noqueó. Pero no se trata de un round de boxeo. Es una prueba contundente sobre los ingentes esfuerzos que hicieron los propietarios y directivos de Laboratorios Ramallo y HLB Pharma, señalados por la Justicia de haber elaborado y distribuido fentanilo contaminado asociado a la muerte de 124 pacientes.

Las imágenes fueron grabadas por las cámaras de seguridad instaladas en el departamento de Javier Martín Tchukrán, el director general las plantas farmacéuticas. Sus interlocutores eran, Ariel García Furfaro, el propietario de los establecimientos y su hermano Diego, directivo de las sociedades y gerente oficioso de la plata dónde se elaboró el medicamento adulterado.

“Además de los mails hice borrar todo lo que estaba… por suerte gracias a Dios (…) todo lo que tenemos en los servidores de información… y lo borramos todo, o sea que no hay un solo gramo de información…”, se lo escucha decir al nervioso empleado.

En otro tramo, reconoce que una de las muestras del fentanilo “dio positivo”, pero la microbióloga lo dejó pasar al adjudicarlo a un resultado falso y que no realizó un nuevo control ni avisó porque “se olvidó”.

En otro tramo de la larga secuencia, el empresario exigió que se arme la documentación “incompleta” de la elaboración del fentanilo por si era solicitaba por la Justicia o la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Según el expediente en la caja de cartón hay ampollas de fentanilo que Ariel García ordena esterilizar en autoclave para eliminar la posible contaminación bacteriana (foto de la causa)

Anatomía de un encubrimiento

La grabación tiene fecha del 18 de mayo. Fue uno de los latigazos que dejó a las autoridades de las empresas bajo sospecha, en la lona. De hecho los tres integrantes del revelador encuentro fueron procesados con prisión preventiva bajo los cargos de “adulteración de sustancias medicinales, resultado de muerte» y «adulteración de sustancias medicinales en concurso real con adulteración de sustancias medicinales de un modo peligroso para la salud de las personas.

El día de la cita en el departamento de Capital Federal no fue azarosa. Según el expediente que instruye el juez federal de La Plata Ernesto Kreplak, el 12 de mayo, la ANMAT realizó la denuncia penal por la contaminación del lote 31202 de fentanilo de HLB Pharma. La alerta al organismo de control lo había realizado el Hospital Italiano de La Plata al vincular la muerte de varios pacientes internados en terapia intensiva con las bacterias que se encontraban tanto en las ampollas del potente anestésico y en los hemocultivos de las víctimas.

Los videos forman parte del expediente

El 13 de mayo, un día después, el magistrado ordenó allanar la planta elaboradora y la vivienda de Tchukran y el resto de los sospechosos.

En ese procedimiento se secuestró el celular de Tchukrán que contenía las imágenes del encuentro ya que, a través de una aplicación, las cámaras de seguridad redirigían a su móvil lo que grababan. Un detalle que el técnico químico paso por alto.

La reunión fue interpretada por los investigadores como parte de un plan de encubrimiento para eliminar rastros.

Infobae ya había revelado de manera exclusiva los detalles del intento de borrar pruebas y falsear documentación por parte de los hermanos García Furfaro y el “director de Manufactura de HLB Pharma” y publicado las fotos que el juez Kreplak volcó en la resolución a través de la cual procesó a 14 personas vinculadas a la producción y venta del medicamento adulterado. Ahora reproduce fragmentos del vídeo incorporado como prueba en la causa.

El caso del fentanilo contaminado fabricado por HLB Pharma y Laboratorios Ramallo despliega una de las tramas más complejas de encubrimiento y manipulación de pruebas en la industria farmacéutica de la Argentina.

Los chat de los empleados donde se revelan las irregularidades en la elaboración de los medicamentos

Estos registros fílmicos son una muestra incontrastable de la puesta en marcha de un esquema de encubrimiento tras la denuncia del Hospital Italiano de La Plata por los primeros fallecimientos asociados al lote 31202 de fentanilo.

De esta manera, los videos, que los imputados no alcanzaron a eliminar, se convirtieron en una de las pruebas centrales del expediente, junto a la abundante documentación incorporada por el magistrado y sus colaboradores en tiempo récord, dada la envergadura del hecho considerado como la mayor tragedia sanitaria del país.

Las imágenes y los audios revelan también la instrucción precisa que recibió el técnico químico por parte de García Furfaro: que las muestras de ampollas fueran sometidas a autoclave para destruir cualquier evidencia biológica: “Que las tenga la vieja ahí y que ponga autoclavada”, ordenó, enfático, en alusión a Adriana Iudica, responsable de microbiología.

Su hermano Diego y Tchukrán coordinaron la gestión. En el expediente también quedó documentada la preocupación por los controles de calidad: varios participantes reconocieron que un análisis bacteriológico sobre el fentanilo había dado positivo, aunque fue desestimado internamente o considerado un error técnico.

En la reunión del 18 de mayo se hizo mención a un encuentro previo, realizada en las instalaciones de Laboratorios Ramallo en la que Eduardo Darchuk, jefe de Producción fue testigo de los dichos de la jefa de Control Microbiológico, Adriana Iudica, quien, después de difundirse las muertes de pacientes del Hospital Italiano de La Plata al ser tratados con el fentanilo de HLB Pharma, la ingeniera química habría reconocido que la muestra del fentanilo elaborado el 18 de diciembre de 2024 ‘dio positivo’.

Según ese mismo relato, la profesional manifestó que solicitó una nueva muestra para “sembrar” y así corroborar el resultado del cultivo, pero “no se la dieron en el momento“.

La detención de Ariel García Furfaro

La mecánica de falsificación y presión sobre los empleados también figura en los “chats de empleados” y las declaraciones ante la Justicia.

Se instruía para llevar adelante la “reconstrucción” y el relleno forzado de la documentación Batch Record. Los registros estaban incompletos o presentaban inconsistencias en fechas y firmas.

García Furfaro, según el expediente, ordenó completar, antedatar y rubricar documentos con la firma de Antonio Maiorano, a quien mencionan como “el gordo”, director técnico de HLB Pharma, quien por ley es responsable ante la autoridad regulatoria.

Según relató el propio Maiorano ante la Justicia, este habría sido “forzado” a firmar papeles incompletos bajo presión, situación que incrementó la gravedad del encubrimiento para la instrucción judicial.

En el vídeo que de manera exclusiva reproduce Infobae, también se ve y escucha a Javier Martín Tchukrán hacer de cuenta que está orinando y acompañar el gesto brusco con la siguiente frase: “La HLB olvídate. Lo mismo que yo esté meando aquí. No se ve nada». Se refería al borrado de las cámaras de seguridad de la empresa y las ordenes de “dar de baja” el sistema para evitar la recolección de nuevos registros visuales. Según comprobó Infobae, la eliminación digital coincidió exactamente con las fechas en que la droguería Nueva Era, propiedad de Ariel García Furfaro notificó a Laboratorios Ramallo sobre la detección de pacientes muertos y el organismo regulador ANMAT tomó cartas en el asunto.

Otras conversaciones entre empleados a cargo de la fabricación de las fórmulas médicas también reflejan instrucciones para rehacer o alterar planillas, con el objeto de cubrir faltantes y ocultar irregularidades de manufactura en la elaboración de fentanilo.

Los chats de empleados consignan frases como “faltan papeles y la sala no está limpia”, y muestran la precariedad de las condiciones de producción.

La investigación y la resolución judicial subrayan el “relajamiento generalizado de los controles y medidas vigentes” en HLB Pharma y Laboratorios Ramallo, así como la existencia de múltiples advertencias previas por problemas en el proceso que nunca fueron subsanados.

Para los instructores judiciales los registros digitales, los testimonios y las grabaciones demuestran no solo la voluntad expresa de entorpecer la acción judicial sino también el alcance del dominio de Ariel García, desde la producción hasta la manipulación final de las pruebas comprometedoras.

En uno de los párrafos más salientes de la resolución judicial de 401 fojas, Kreplak afirma que: “A pesar de la cantidad y entidad de las falencias que pueden apreciarse a partir los batch record, los datos volcados en ellos por el personal del laboratorio carecen de entidad suficiente para dar cuenta precisa del proceso productivo realmente ejecutado para la fabricación del fentanilo”.

Los chat internos de Laboratorios Ramallo dan cuenta de las malas condiciones en las que se elaboraban los medicamentos

Para el magistrado: “Ello no implica, no obstante, que las afirmaciones volcadas en los puntos anteriores respecto de los desvíos de las Buenas Prácticas de Fabricación se vuelvan insostenibles. Por el contrario, lo que se pone de manifiesto es que incluso con registros de producción amañados y realizados no para registrar la tarea específica sino para ‘dibujar’ ex post una producción solventada en buena medida ‘en el aire’, las fallas y desvíos eran tan graves y notorios que no pudieron ser disimulados por completo. En cualquier caso, el resultado es el mismo: un medicamento de mala calidad».

Por último el magistrado expreso que la prueba producida en el expediente: “Permite sostener que los registros documentales de los productos elaborados en Laboratorios Ramallo se realizaban ex post facto respecto de su fabricación, antedatándolos, para lo cual se utilizaban datos inexistentes, inventados y/o fórmulas preexistentes de otros medicamentos. Es más, surge que muchos de esos registros se confeccionaron exclusivamente para presentarlos ante la autoridad de aplicación, ante el aviso de inminentes inspecciones por parte de aquélla”. Y destacó que “los diversos pasajes de conversaciones de Whatsapp entre el personal jerárquico del laboratorio dan cuenta del “descontrol” -es decir, justamente, la falta de control- en el que se producían los medicamentos».

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