Escándalo por la fiesta de Daniel Dubois con “70 desconocidos” minutos antes de sufrir una brutal derrota por KO en la pelea por el título ante Usyk

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El ambiente previo a una gran pelea de boxeo suele ser tenso y meticuloso. Los equipos cuidan cada detalle, y los entrenadores buscan aislar a sus púgiles del bullicio exterior para preparar mente y cuerpo. El pasado sábado, horas antes de que Daniel Dubois subiera al ring para enfrentar a Oleksandr Usyk en Wembley, esa tradición pareció quedar de lado en la mansión familiar del pugilista británico en Essex. Allí, Stanley Dubois, padre y mentor del boxeador, sorprendió a propios y extraños con una fiesta multitudinaria el mismo día del combate.

La celebración congregó a unas 70 personas, según reveló The Times. Stanley, conocido por su implicancia en la carrera de su hijo, invitó al evento a personas que “el boxeador ni siquiera conocía” y organizó un despliegue atípico en la residencia familiar, según detalló el periodista Tom Kershaw en ese diario británico.

Videos difundidos horas después muestran a Daniel Dubois entre el gentío, sonriendo, posando para fotografías y escuchando los cánticos de los asistentes: “Y el nuevo”, “Ese es el campeón”.

El video causó repercusiones en redes sociales y en los principales medios ingleses que vivieron con enorme expectativa la pelea por el título mundial en el Estadio Wembley que terminó con una dramática derrota por nocaut del local. El periódico Daily Mail catalogó como una “fiesta loca” que “interrumpió” al peleador y aseguró que el padre invitó “desconocidos”. En el portal The Sun afirmaron que fue “perturbador” el evento y que “llegó tarde” a su velada por culpa de esta “ruidosa fiesta”.

El propio Dubois fue visto de vez en cuando cruzando entre la multitud, mientras la música inundaba la mansión y las imágenes se compartían en redes sociales. Algunas personas se agolpaban también en la entrada del lugar, impidiendo el paso con facilidad. La fiesta llamó la atención, no solo porque la mayoría de los presentes eran desconocidos para la familia, sino porque coincidió casi exactamente con los momentos en los que, en la mayoría de los equipos, reina la concentración y el silencio.

Los detalles que reveló el diario The Times indican que Dubois no había llegado a su camarín en Wembley hasta las 20:20 (hora de Inglaterra) del sábado, menos de 90 minutos antes de la hora pautada para su salto al cuadrilátero. E incluso afirmaron que desde el equipo de trabajo contaron que “la caótica cadena de acontecimientos” se desató días antes cuando su padre y manager, Stanley, se enojó por un artículo periodístico que el peso pesado disputaría una bolsa total de 150 millones de libras (más de 200 millones de dólares) cuando en realidad percibiría menos de 10 millones de libras (cerca de 13 millones de dólares).

La deriva de la fiesta alcanzó su punto crítico al momento del traslado. El padre de Dubois decidió que se necesitaban más vehículos para transportar al considerable séquito hasta Wembley, lo que retrasó la salida. Al llegar al recinto, nuevas dificultades entorpecieron el acceso. Solo los coches previamente acreditados tenían autorización para estacionar. Ante la negativa de seguridad, Stanley condujo personalmente a Dubois y le acompañó caminando desde el estacionamiento hasta la entrada del estadio, mientras el resto del grupo recibía constantes rechazos por parte de la seguridad del evento, indicó The Times.

Según testigos citados por el periódico, Stanley llegó a decir que Dubois no subiría al ring si no permitían entrar a su grupo. Cerca de 50 sillas habían sido reservadas en el sector de ringside solo para los invitados de la familia Dubois.

El contraste fue notorio frente a la actitud de Oleksandr Usyk, quien llegó al estadio 45 minutos antes que Dubois. Al término del combate, el ucraniano resumió su mentalidad en rueda de prensa: “No tengo motivación, tengo disciplina”.

Sobre si los preparativos afectaron el rendimiento del británico, las opiniones son variadas, pero la contundencia de Usyk en el ring dejó poco margen para especulación. El ucraniano derribó a Dubois con un gancho de derecha en el quinto asalto y poco después cerró el combate con un izquierdazo que dejó sin respuestas al londinense. En la previa, muchos medios locales habían hecho hincapié en el entrenamiento milenario que había llevado adelante el crédito local de 27 años.

La elección de Stanley Dubois de organizar una reunión tan llamativa el día de la pelea generó sorpresa y críticas en el mundo del boxeo. Joseph Parker, boxeador y analista invitado en talkSPORT, expresó: “Eso es increíblemente perturbador. Estoy muy sorprendido, estoy impactado. ¿Tanta gente? Se están preparando para una pelea masiva. Necesitas descansar, necesitas relajarte, necesitas entrar en la zona”, según replicó el Daily Mail.

Dubois perdió por nocaut ante Usyk (Reuters)

Lawrence Okolie, compatriota de Dubois y también púgil profesional, reforzó la incomodidad: “El problema es que esto viene de alguien a quien admira fuera del ring. Viene de su padre. He entrenado con él, su padre es una parte importante de su vida, así que obviamente eso va a ser disruptivo”.

El ex campeón Spencer Oliver sumó: “Estamos hablando de luchadores que son rígidos y supersticiosos ese día, algunos quieren usar un anillo en sus cordones y todo eso. Todo tiene que estar en su punto justo para que puedas entrar, cualquier pequeña cosa puede sacarte de pista”.

Stanley Dubois, cuyo nombre real es Dave, educó a su hijo en casa desde pequeño y ha estado presente en cada eslabón de su desarrollo profesional. El sábado, también estuvo en su esquina durante la pelea, otro accionar que generó resquemores: “El hecho de que Stanley estuviera en la esquina, gritando instrucciones a menudo por encima de su entrenador Don Charles durante toda la pelea, contribuyó a la sensación de vorágine”, indicó el Times. Sin embargo, el resultado final deja una incógnita sobre el impacto real de la inusual previa. Dubois perdió la oportunidad de consagrarse campeón mundial indiscutible de los pesos pesados en lo que, para muchos, fue una de las noches más extrañas en la carrera del boxeador.

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