El partido de pretemporada entre los Atlanta Falcons y los Detroit Lions, disputado este viernes en el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta, quedó marcado por un episodio impactante que recordó la crudeza y los riesgos inherentes al fútbol americano profesional. Morice Norris, safety de la franquicia de Michigan, sufrió una grave lesión en el cuello al inicio del último cuarto y obligó a la suspensión del encuentro, en una jornada con imágenes que recorrieron el mundo.
La jugada se produjo cuando el reloj indicaba que restaban poco más de seis minuto por jugar. Nathan Carter, corredor de los Falcons, avanzaba por tierra y se encontró de frente con Norris, quien se lanzó con decisión para intentar el tackle. El impacto resultó devastador: la cabeza de Norris chocó de lleno contra el cuerpo de Carter y su cuello se dobló hacia atrás de forma brusca, provocando que el jugador de 24 años quedara tendido e inmóvil sobre el césped.
La reacción fue inmediata. El silencio dominó el estadio mientras el personal médico de ambos equipos ingresaba al campo para asistir a Norris, en una atención que se prolongó durante más de veinte minutos. Los jugadores de ambos equipos, conmocionados, formaron un círculo a su alrededor y se tomaron de las manos en oración, en señal de apoyo y solidaridad. “Es doloroso y revelador. Esto tiene un impacto diferente y pone las cosas en perspectiva. Voy a decir algo, este es un deporte violento y nos encanta, pero cuando pasa algo así es difícil, pero vemos la hermandad de estos hombres, eso significa mucho, la unión de todos los jugadores”, expresó Dan Campbell, entrenador de los Lions, visiblemente afectado por la situación.
Tras ser inmovilizado cuidadosamente, Morice Norris fue retirado del terreno en ambulancia y trasladado al Hospital Grady Memorial de Atlanta. Horas más tarde, los Detroit Lions informaron mediante un comunicado que el jugador presentaba sensibilidad y movimiento en todas sus extremidades, y que se encontraba estable. Indicaron, además, que permanecería bajo observación y que continuaban las pruebas médicas para garantizar su recuperación.
La gravedad del incidente se hizo evidente en cada gesto y señal de quienes estaban presentes. La incertidumbre sobre el estado de salud de Norris generó que el encuentro se reanudara solamente por protocolo: el mariscal de campo de los Falcons, Emory Jones, realizó un snap e inmediatamente retuvo el balón. Ambos equipos permanecieron estáticos, respetuosos en la línea de golpeo, hasta que el reloj avanzó y, con poco más de seis minutos por jugar, el oficial en jefe comunicó la suspensión definitiva del partido “por orden de Nueva York”, en referencia a la sede central de la NFL.
Dan Campbell profundizó sobre la repercusión anímica en su equipo y agradeció la actitud solidaria del rival. “Estamos rezando todos por él. Sabemos que se mueve un poco y ahora le están haciendo más pruebas. El momento era muy duro, así que coincidimos en que no nos parecía bien terminar ese partido porque ese es el tipo de acto de clase que esperas”, señaló con la voz entrecortada. El propio Campbell destacó la reacción de Raheem Morris, entrenador de los Falcons: “Raheem Morris es un crack por excelencia. Estuvimos de acuerdo en que no nos parecía bien terminar ese partido”.
Del lado de los jugadores el impacto fue similar. Kyle Allen, mariscal de campo de los Lions y una de las figuras del encuentro, describió la decisión de suspender el juego como la única posible: “No creo que nadie quisiera jugar. No participamos en esa decisión, pero se notaba en los ojos de cualquiera”.
El resultado quedó 17-10 a favor de Detroit, sellando una actuación destacada de Allen con dos pases de anotación, uno a Jackson Meeks y otro a Isaac TeSlaa. Sin embargo, lo importante del día pasó por la integridad y la salud de Norris. La jornada, que debía servir como preparación para la temporada regular, se transformó en un recordatorio de la necesidad de priorizar el bienestar antes que cualquier competencia.
La imagen del círculo de oración alrededor de Norris se convirtió en símbolo de la fraternidad entre jugadores, más allá de la rivalidad deportiva. “Simplemente, estamos orando por Mo y pedimos que todos oren por él”, insistió Campbell.
Por ahora, Norris sigue hospitalizado y bajo observación. La NFL, tanto en sus organizaciones como en los protocolos médicos, queda frente al desafío de seguir avanzando en la protección de sus jugadores y en el acompañamiento ante situaciones críticas.