Galaxy Z Fold7: probamos el plegable ultradelgado de Samsung

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Si esta reseña puede resumirse en una frase, es esta: el flamante Galaxy Z Fold7 es el primer plegable tipo libro de Samsung que cumple con lo que promete, es decir, ofrecer un teléfono que es igual de bueno como smartphone convencional o como mini tablet: dos dispositivos en uno, sin que interfieran entre sí.

La premisa (un dispositivo que tiene una doble vida gracias a una pantalla plegable; u smartphone que se transforma en tablet) es la misma desde 2019, cuando debutó el Galaxy Fold original, pero el Fold7 que Samsung comenzó a vender en la Argentina a principios de agosto es el primero que logró hacerla realidad. ¿Por qué? Porque cuando está cerrado el Fold7 tiene el aspecto, funcionalidad, peso y grosor de un teléfono común, con una normalísima pantalla externa de 6,5 pulgadas. Cuando lo abrimos aparece, como por arte de magia, una delgada tablet de 8 pulgadas, más grande que las de las generaciones anteriores.

La pantalla interna del Galaxy Z Fold7 es casi cuadrada en sus 8 pulgadas, con una tasa de refresco de hasta 120 Hz

Pero (y esta es la clave de su éxito) por primera vez se siente como tener dos equipos en uno, y no un engendro que los combina: si lo usamos cerrado, como si fuera un smartphone común, tiene un tamaño aproximado al Galaxy S25 Ultra; casi no tenemos penalización por la inclusión de una pantalla plegable interna. En esto se aleja muchísimo de los modelos anteriores de la línea Fold, que al estar cerrados obligaban a usar una pantalla excesivamente alargada insertada en un cuerpo grueso, pesado y con forma de cuña.

Los cuatro colores del Galaxy Z Fold7, que tiene una batería interna de 4400 mAh

Era lo que le faltaba a Samsung para hacer que el Fold realmente valiera la pena, sobre todo teniendo en cuenta que otras compañías (Oppo Find N5, Honor Magic V5) ya tienen equipos plegables que alcanzaron la proeza técnica de esconder una pantalla de 8 pulgadas en un dispositivo de grosor y peso convencionales (8,9mm y 215 gramos, en este caso, muy cerca de un Galaxy S25 Ultra o un iPhone 16 Pro Max).

Cada una de las mitades del Galaxy Z Fold7 de Samsung mide 4,2mm de grosor, casi lo mismo que una galletita de agua; cerrado, el grosor es de 8,9mm; pesa 215 gramos, casi lo mismo que un smartphone convencional

Lo que podía esperarse

El resto del hardware del Fold7 es anecdótico, porque ahí no había dudas de que Samsung podía poner lo mejor que tiene: en este modelo, el chip Snapdragon 8 Elite for Galaxy, con 12 GB de RAM y dos opciones de almacenamiento (512 GB o 1 TB), una batería de 4400 mAh (la misma de modelos anteriores) con carga de 25 watts o carga inalámbrica, y un combo de cámaras con un sensor principal de 200 megapixeles (el mismo del Galaxy S25 Ultra), un zoom 3x de 10 megapixeles y un gran angular de 12 megapixeles, además de dos cámaras frontales, una por pantalla. El rendimiento del teléfono es superlativo, lo mismo que la actuación de la cámara (idéntica en su base a la del Galaxy S25 Ultra) aunque se extraña el teleobjetivo extra que tiene el Ultra. No es la mejor cámara que tiene Samsung, que queda en el Ultra, pero se le acerca lo suficiente.

El Galaxy Z Fold7 (en azul) tiene 8,9mm de grosor cerrado, casi lo mismo que el Galaxy S25 Ultra (8,2mm), aunque las cámaras del plegable sobresalen más que en el otro equipo

La autonomía del teléfono es más que correcta, teniendo en cuenta que tiene que iluminar dos pantallas; obviamente cuando más usemos el panel interior más se verá afectada la batería. Pero debería durar una jornada sin problemas. Le falta la carga más rápida que ofrecen todos sus competidores.

La diferencia de grosor entre el smartphone plegable Galaxy Fold original de 2019 y la versión Fold7 de 2025

La pantalla frontal de 6,5″ llega a 120 Hz (la cantidad de veces que se actualizan los datos en pantalla; por encima de 60 Hz se considera clave para juegos y videos) y está protegida por un vidrio cerámico; el marco del equipo es de aluminio; la pantalla interna de 8″ también llega a 120 Hz y tiene un brillo máximo de 2600 nits, más que decente para un panel plegable.

La pantalla externa del Galaxy Z Fold7 es de 6,5 pulgadas, con un diseño convencional (aquí, junto a un Galaxy S25 Ultra)

Tiene 5G, GPS, Wi-Fi 7, Bluetooth 5.4, NFC, parlantes estéreo, una bisagra renovada para poder elegir la mejor apertura que queramos del teléfono y cada vez más funciones para aprovechar ambas pantallas, cortesía de Android 16 con OneUI 8: usarlo con la pantalla externa se siente como en un teléfono común; con la pantalla interna plegable da la sensación de estar usando una tablet, con una barra de accesos directos a aplicaciones, la posibilidad de poner varias apps al mismo tiempo en pantalla, y demás.

Samsung dice que rediseñó la bisagra que permite doblar la pantalla interna para hacerla más resistente y durable

Con el Fold7 llegan también varias herramientas basadas en inteligencia artificial, sobre todo para facilitar la edición de imágenes y para gestionar la cámara, como el autocentrado, que también estarán en otros modelos cuando se actualicen a OneUI 8; con Android 16 hay más opciones para personalizar el aspecto del sistema operativo, un mejor manejo de apps “flotando” en la pantalla grande, y más interacción con Gemini, sobre todo para aprovechar la pantalla interna. También suma cosas que eran exclusivas del S25 Ultra, como la eliminación de ruido en los videos al momento de editarlos.

Lo que falta mejorar

Tantos aciertos en el equipo no lo salva de algunos problemas: el Fold7 es ultradelgado para un plegable (8,9mm) en todo salvo en el bloque de cámaras, que sobresale del equipo más de lo usual y lo vuelve muy inestable si se apoya sobre una mesa y se usa sin funda, algo poco probable para un dispositivo que tiene un precio de internacional de 2000 dólares y nacional de 4 millones de pesos (Samsung ofrece cuotas y acepta equipos antiguos en parte de pago).

La virtud del Galaxy Z Fold7 es que cuando está cerrado tiene las dimensiones generales y el peso de un smartphone convencional

El precio, similar al de años anteriores, es otro de los peros: es una cifra que obliga a hacer una pausa y a pensar si no será mejor inversión un Galaxy S25 Ultra de 256 GB de almacenamiento (3 millones de pesos) y una tablet Galaxy Tab S10FE ($1,5 millones). El total da un poco más, sí, pero tenemos dos equipos con pantallas más grandes, la posibilidad de usarlos en simultáneo, etcétera.

Las nuevas herramientas de edición de imágenes con IA del Galaxy Z Fold7 aprovechan la nueva pantalla interna de 8 pulgadas

Una tercera e inesperada molestia es que para hacer tan compacto el equipo Samsung le hizo unos bordes rectos que de tan delgados hacen casi imposible la apertura del equipo con una sola mano, y requiere cierta atención para lograrlo con las dos. Otros fabricantes lo resolvieron dándole un borde redondeado para que las yemas de los dedos encuentren un punto de apoyo. De igual forma, el delgadísimo sensor de huellas lateral, hundido en el borde del equipo para que no se confunda con el botón de volumen, resulta algo incómodo.

Algunas apps, como YouTube, permiten mostrar controles en la mitad de la pantalla cuando un teléfono plegable como el Galaxy Z Fold7 se usa en una posición tipo notebook

Para qué las 8 pulgadas

¿Y para qué usar la pantalla plegable interna de 8 pulgadas? Bueno, para ver contenido a mayor tamaño, aunque no tanto en videos modernos, donde la ganancia es marginal porque los videos están en formato 16:9 (como el de los televisores) y la pantalla interna es casi cuadrada; tendremos más éxito con películas o series antiguas, grabadas en formato 4:3, si queremos ver algo a pantalla completa sin perder detalle.

Pero sí es posible reproducir algo y tener, en YouTube por ejemplo, los comentarios en la segunda mitad de la pantalla, o los controles de reproducción para pausar un video. De igual manera, en aplicaciones como TikTok o Instagram los botones (para compartir o ver los comentarios) se verán al lado del video vertical, y no encima de este.

Una comparativa de cómo se ve un video de TikTok en la pantalla interna del Galaxy Z Fold7 (izquierda) y un Galaxy S25 Ultra (derecha)

Donde más se luce la pantalla es para el trabajo (documentos, PDF, planillas de cálculo, mensajes de correo electrónico o textos en general) con la posibilidad de tener dos o tres apps en pantalla sin problemas y a gran tamaño; como Kindle; y en videojuegos, muy dúctiles para adaptar el contenido que muestran a la mayor superficie disponible. Muchas aplicaciones detectan la pantalla plegable y activan un modo complementario, mostrando ciertas cosas en media pantalla y otras (controles, elementos adicionales) en la otra. WhatsApp, por ejemplo, funciona con la vista tradicional en la pantalla frontal, pero en la interna se comporta como WhatsApp Web, con una columna con todos los chats y un panel a la derecha con la conversación que estamos leyendo.

Un mismo juego en dos pantallas: arriba, el Galaxy S25 Ultra (6,9 pulgadas); abajo, el Galaxy Z Fold7 (8 pulgadas)

La buena noticia, en este punto, es que la pantalla externa de 6,5 pulgadas es perfectamente funcional para cualquier tarea, por lo que abrir el teléfono para usar la pantalla interna de 8 pulgadas es un acto deliberado: se hará porque hay una ventaja en tener esa mayor superficie disponible, y no porque la externa nos resulte incómoda, como podía suceder en las generaciones anteriores. Así que puede pasar que usemos el teléfono todo el día sin abrirlo, y sin extrañarlo: ni el peso, ni el grosor, ni el formato de la pantalla frontal nos juegan en contra.

En ese sentido, el Fold7 es muy honesto: nos pide un dinero suficiente como para comprar un celular y una tablet pequeña, pero cumple con la promesa de combinarlos en un mismo dispositivo que se puede llevar en el bolsillo o la cartera sin contratiempos. La clave estará en tener en claro si efectivamente necesitamos algo así o no.

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